No tengo ganas de nada. Salgo obligándome a mí misma por salir de este pozo negro que cada vez está más y más profundo. Me visto porque hay que vestirse, pero me da igual si voy conjuntada como si no. No me apetece pintarme ni peinarme el pelo. No tengo ganas de ir de compras, con lo que siempre me ha gustado comprarme ropa. Ir al cine está empezando a resultar un suplicio, al no poder tenerte al lado mio cogiendo tu mano. No tengo ánimos para hacer ejercicio y mantenerme en forma, en realidad me da igual si engordo o no. Por no tener ganas no tengo ganas ni de comer chocolate. Nada me hace ilusión.
De lo único que tengo ganas es de llorar. Si dependiera de mi, me pasaba el día llorando.
Me estoy empezando a odiar a mí misma porque mi felicidad tenga que depender de una persona, pero es la pura verdad. Sé que si volvieras, tan sólo haría falta que me abrazaras para que mi vida volviera a tener un sentido. No harían falta palabras, ni explicaciones... solo sueño con que vuelvas y me abrazes.
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